88° aniversario de Alcohólicos Anónimos.

Alcohólicos Anónimos celebrará el 10 de junio 88 años de vida, fundada en 1935 por Bill W. y el Dr. Bob en la ciudad de Akron (Estados Unidos), nuestra comunidad ha transmitido durante estos años un mensaje de Amor, Fé y Esperanza a los alcohólicos que padecen esta enfermedad, ayudándolos \»Solo por hoy\» a no tomar alcohol y comenzar un camino de recuperación.

Alcohólicos Anónimos Uruguay, ubicará el sábado 10 de junio de 10 a 13 horas en la explanada de la Intendencia de Montevideo varios stands donde miembros de la comunidad distribuirán folleteria y transmitirán información a las personas interesadas.

Por más información o entrevistas con miembros de Alcohólicos Anónimos Uruguay: 099582556 o 092000712

HISTORIA DE ALCOHOLICOS ANONIMOS EN EL MUNDO

La historia de A.A. comenzó en los Estados Unidos, el programa se difundió en
Canadá y luego en todo el mundo. Actualmente A.A. tiene presencia en más de
180 países. A continuación va una breve historia sobre los comienzos de A.A. y
algunos de los personajes claves que contribuyeron a su desarrollo.

Los comienzos de A.A.

A.A. comenzó en 1935, en Akron, Ohio, como el resultado de la reunión entre
Bill W., un corredor de bolsa de Nueva York, y el Dr. Bob S., un cirujano de
Akron. Ambos habían sido alcohólicos desahuciados.
Antes de conocerse, Bill y el Dr. Bob habían tenido contacto con el Grupo
Oxford, una sociedad compuesta en su mayor parte de gente no alcohólica,
que recalcaba la aplicación de valores espirituales universales a la vida
diaria. El sacerdote episcopal (de la iglesia anglicana de los Estados Unidos),
Dr. Samuel Shoemaker, dirigía los Grupos Oxford en los EE. UU. en aquel
entonces.

Bajo esta experiencia espiritual, y con la ayuda de un viejo amigo, Ebby T., Bill
había logrado la sobriedad y mantenido su recuperación trabajando con otros
alcohólicos, a pesar del hecho de que ninguno de sus candidatos se había
recuperado.

Mientras tanto, el ser miembro del Grupo Oxford de Akron no le había dado al
Dr. Bob la suficiente ayuda como para lograr su sobriedad. Cuando por fin el
Dr. Bob y Bill se conocieron, el encuentro produjo en el Dr. Bob un efecto
inmediato. Esa vez, se encontraba cara a cara con un compañero alcohólico
que había logrado dejar de beber.

Bill recalcaba que el alcoholismo era una enfermedad de la mente, de las
emociones y del cuerpo. Este importante hecho se lo había comunicado el Dr.
William D. Silkworth, del Hospital Towns de Nueva York, institución en la que
Bill había ingresado varias veces como paciente. Aunque era médico, el Dr.
Bob no sabía que el alcoholismo era una enfermedad. Las ideas contundentes
de Bill acabaron convenciendo al Dr. Bob, que pronto logró su sobriedad y nunca volvió a beber. Este encuentro generó la fundación de A.A.

Ambos se pusieron a trabajar inmediatamente con los alcohólicos internados
en el Hospital Municipal de Akron. Un paciente pronto logró la sobriedad total.
Aunque no se había inventado todavía el nombre Alcohólicos Anónimos, estos
tres hombres constituyeron el núcleo del primer grupo de A.A.

El crecimiento empieza lentamente y luego se expande con rapidez.

En el otoño de 1935, el segundo grupo fue tomando forma gradualmente en
Nueva York. El tercer grupo se inició en Cleveland en 1939. Llevó cuatro años
producir unos cien alcohólicos sobrios en los tres grupos fundadores.
A principios de 1939, la Comunidad publicó su libro de texto básico, Alcohólicos
Anónimos. En este libro, escrito por Bill y revisado por muchos de los miembros
pioneros, se exponían la filosofía y los métodos de A.A. La esencia de este
libro son los conocidos Doce Pasos de recuperación. También se incluyeron los
historiales de treinta miembros recuperados. De este punto en adelante, A.A.
se fue desarrollando rápidamente.

También en 1939, el Cleveland Plain Dealer publicó una serie de artículos
acerca de A.A., suplementada por algunos editoriales muy favorecedores que
generaron muchos pedidos de ayuda en la ciudad. El grupo de Cleveland, con
solo veinte miembros, trató de ayudar a esos alcohólicos. A los alcohólicos que
llevaban solamente unas cuantas semanas sobrios se les encargó trabajar con
los nuevos casos. Con esto se dio al movimiento una nueva orientación, y los
resultados fueron fantásticos. Pasados unos pocos meses, el número de
miembros de Cleveland había ascendido a unos 500.

Entretanto, el Dr. Bob y Bill habían establecido en Nueva York en 1938, una
junta de custodios para ocuparse de la administración general de la Comunidad
recién nacida. Algunos amigos de John D. Rockefeller, Jr. pasaron a ser
miembros de este consejo, junto con algunos miembros de A.A. Se dio a la
junta el nombre de La Fundación Alcohólica. Sin embargo, todos los intentos de
recaudar grandes cantidades de dinero fracasaron, porque el Sr. Rockefeller
había llegado a la conclusión de que podrían estropear la naciente sociedad.
Aún así, la fundación consiguió abrir una pequeña oficina en Nueva York. Esta
oficina tenía como objeto responder a las consultas y distribuir el libro de A.A.
Hasta ese momento, estos esfuerzos habían sido financiados principalmente
por los propios miembros de A.A.

El libro y la nueva oficina pronto resultaron ser de gran utilidad. En el otoño de
1939, la revista Liberty publicó un artículo sobre A.A. que dio como resultado
unas 800 llamadas urgentes en busca de ayuda. En 1940, el señor Rockefeller
dio una cena a la que invitó a muchos de sus amigos eminentes de Nueva
York, con el fin de darle publicidad a A.A.

Esta cena generó otra gran oleada de pedidos de ayuda. Cada solicitud era
respondida con una carta personal y un pequeño folleto. Además, se hacía
mención del libro Alcohólicos Anónimos, y pronto se empezaron a distribuir
numerosos ejemplares del libro. Con la ayuda de cartas enviadas desde la
oficina y de miembros de A.A. viajeros provenientes de centros ya establecidos,
nacieron muchos grupos. A finales del año, había 2,000 miembros de A.A.
Entonces, en marzo de 1941, apareció en el Saturday Evening Post un
excelente artículo acerca de A.A., redactado por Jack Alexander. La reacción fue
enorme. Para finales de ese año, el número de miembros había ascendido a
6,000 y el número de grupos se había multiplicado proporcionalmente. La
Comunidad fue extendiéndose por todo Estados Unidos y Canadá.
Al llegar 1950, había 100,000 alcohólicos recuperados en todo el mundo. Por
muy impresionante que fuera ese desarrollo, la década de 1940 a 1950 fue una
época de gran incertidumbre. La cuestión crucial era si todos aquellos
alcohólicos volubles podrían vivir y trabajar juntos en sus grupos. ¿Podrían
mantenerse unidos y funcionar con eficacia? Esa pregunta quedaba todavía sin
respuesta. El mantener correspondencia con miles de grupos, referente a sus
consultas, llegó a ser uno de los principales trabajos de la sede de Nueva York.
No obstante, para el año 1946, ya era posible sacar algunas conclusiones
sobre las actitudes, costumbres y funciones que se ajustarían mejor a los
objetivos de A.A. Estos principios, que habían surgido de las arduas
experiencias de los grupos, fueron resumidos por Bill en las Doce Tradiciones
de Alcohólicos Anónimos. Para 1950, el caos de los años anteriores casi había
desaparecido. Se había logrado enunciar y poner en práctica con éxito una
fórmula segura para la unidad y el funcionamiento de A.A.
Entonces, en marzo de 1941, apareció en el Saturday Evening Post un
excelente artículo acerca de A.A., redactado por Jack Alexander. La reacción
fue enorme. Para finales de ese año, el número de miembros había scendido a
6,000 y el número de grupos se había multiplicado proporcionalmente. La
Comunidad fue extendiéndose por todo Estados Unidos y Canadá.
Al llegar 1950, había 100,000 alcohólicos recuperados en todo el mundo. Por
muy impresionante que fuera ese desarrollo, la década de 1940 a 1950 fue una
época de gran incertidumbre. La cuestión crucial era si todos aquellos
alcohólicos volubles podrían vivir y trabajar juntos en sus grupos. ¿Podrían
mantenerse unidos y funcionar con eficacia? Esa pregunta quedaba todavía sin
respuesta. El mantener correspondencia con miles de grupos, referente a sus
consultas, llegó a ser uno de los principales trabajos de la sede de Nueva York.
No obstante, para el año 1946, ya era posible sacar algunas conclusiones
sobre las actitudes, costumbres y funciones que se ajustarían mejor a los
objetivos de A.A. Estos principios, que habían surgido de las arduas
experiencias de los grupos, fueron resumidos por Bill en las Doce Tradiciones
de Alcohólicos Anónimos. Para 1950, el caos de los años anteriores casi había
desaparecido. Se había logrado enunciar y poner en práctica con éxito una
fórmula segura para la unidad y el funcionamiento de A.A.

El gran impacto del cofundador Dr. Bob en Ohio.

Durante esta agitada década, el Dr. Bob se dedicó a brindar atención
hospitalaria a los alcohólicos y a enseñarles los principios de A.A. Los
alcohólicos llegaban en tropel a Akron para atenderse en el hospital Santo
Tomás. El Dr. Bob se integró en el cuerpo médico de este hospital, y él y la
extraordinaria Hna. M.a Ignacia, que también trabajaba allí, atendieron y
llevaron el programa de A.A. a unos 5,000 enfermos alcohólicos. Luego de la
muerte del Dr. Bob en 1950, la Hna. Ignacia continuó trabajando en el Hospital
de la Caridad [St. Vincent Charity] de Cleveland, donde contaba con la ayuda
de los grupos locales y donde otros 10,000 alcohólicos enfermos encontraron
A.A. por primera vez. Este trabajo sentó un gran ejemplo de disposiciones
hospitalarias que permitían que A.A. cooperara venturosamente con la
medicina y la religión.

En ese mismo año de 1950, A.A. celebró en Cleveland su primera Convención
Internacional. En esa convención el Dr. Bob hizo su último acto de presencia
ante la Comunidad y, en su charla de despedida, se enfocó en la necesidad de
mantener simple el programa de Alcohólicos Anónimos. El Dr. Bob vio a los
delegados adoptar con entusiasmo las Doce Tradiciones de A.A. para el uso
permanente de la Comunidad en todas partes del mundo. Murió el 16 de
noviembre de 1950.

La creación de la Conferencia de Servicios Generales
Al año siguiente ocurrió otro acontecimiento muy significativo. Las actividades
de la oficina de Nueva York habían sido ampliadas extensamente. Ahora
incluían los siguientes servicios:
• relaciones públicas
• asesoramiento a los nuevos grupos
• servicios a hospitales
• a instituciones penitenciarias, Solitarios e Internacionalistas
• cooperación con otras agencias en el campo del alcoholismo

La sede también publicaba libros y folletos “uniformes” de A.A. y supervisaba
su traducción a otros idiomas. Nuestra revista internacional, el A.A. Grapevine,
había logrado una gran circulación. Estas y muchas otras actividades habían
llegado a ser indispensables para A.A. en su totalidad.

No obstante, estos servicios vitales estaban todavía en manos de una aislada
junta de custodios, cuyo único vínculo con la Comunidad había sido Bill y el Dr.
Bob. Como los cofundadores habían previsto años atrás, llegó a ser imperativo
vincular a los custodios de A.A. con la Comunidad a la cual servían.
Por lo tanto se convocó una reunión de delegados de todos los estados y
provincias de los EE. UU. y Canadá. Así constituido, este órgano de servicio
mundial se reunió por primera vez en 1951. A pesar de la aprensión suscitada
por la propuesta, la asamblea tuvo un gran éxito. Por primera vez, los custodios, eran directamente responsables ante A.A. en su totalidad. Se había creado la Conferencia de Servicios Generales de A.A. y, por este medio, se había asegurado el funcionamiento global de A.A. para el futuro.
La segunda Convención Internacional tuvo lugar en St. Louis en 1955 con
motivo de la conmemoración del vigésimo aniversario de la Comunidad. La
Conferencia de Servicios Generales ya había demostrado su indudable valor.
En esa ocasión, en nombre de todos los pioneros de A.A., Bill transfirió a la
Conferencia y a sus custodios la futura vigilancia y custodia de A.A. En ese
momento, la Comunidad siguió adelante por sí sola; A.A. llegó a su mayoría de
edad.

A.A. continúa su crecimiento en todo el mundo

Si no hubiera sido por la ayuda de los amigos de A.A. en sus primeros días, es
probable que Alcohólicos Anónimos nunca hubiera existido. A.A. nunca podría
haber crecido y prosperado sin la participación de mucha gente. Esos amigos
de la medicina, la religión y los medios de comunicación de todo el mundo
fueron realmente esenciales. Tenemos una enorme gratitud por el tiempo y el
esfuerzo que dedicaron a ayudar a A.A.

El 24 de enero de 1971, Bill muere de neumonía en Miami Beach, Florida. Siete
meses antes, en el mismo lugar, ante la Convención Internacional la
Convención Internacional del 35.o Aniversario, había pronunciado lo que serían
sus últimas palabras a sus compañeros de A.A.: “Dios les bendiga a ustedes y
a Alcohólicos Anónimos para siempre.”
Desde esa fecha, Alcohólicos Anónimos ha alcanzado una escala
verdaderamente global, lo cual ha demostrado que la manera de vivir de A.A.
hoy día puede superar casi todas las barreras de raza, credo e idioma. La
Reunión de Servicio Mundial, celebrada por primera vez en 1969, ha venido
efectuándose cada dos años desde 1972. Su sede se alterna entre Nueva York
y ciudades de otros países como Inglaterra, México, Nueva Zelanda, Finlandia,
y más.

Hoy en día, existe una presencia de A.A. en aproximadamente 180 naciones
del mundo.