Historias de barrio por Dardo Sellanes.

Que invento la pelota!! El juguete más económico con el que un montón de gurises pasabamos las horas. Podía ser de trapo en el peor de los casos, pero también de plástico, esa que disparaba para cualquier lado con un vientito, la de goma, pelota polentuda que si te agarraba de lleno te dejaba la marca y la soñada, la preferida, la de cuero, la número cinco, maravilla de maravillas. Y con una pelota en la canchita, entre las dos vías todos jugabamos. podíamos arrancar seis y al rato eramos veinte. Nadie se quedaba afuera. Puedo entrar? era la pregunta. Pateá para allá, indicando uno de los dos arcos, hechos prolijamente con cañas gruesas. Ahi ya quedaba preguntando quien pateaba para ese lado y era uno más de la barra. Y cuando los partidos eran a diez goles podían durar horas hasta que cuando ya la noche caía y no se veía ni lo que se conversaba se decidía con el típico, «El que haga el último gol gana». Y si, la noche se mezclaba con los gritos de las mamás para que nos fueramos a las casas. Canchita marcada con cal traída directamente de la Calera 33 en la esquina de Artigas y Manuel D Rodriguez. Arcos de caña como recordaba antes y los banderines del corner del mismo material con una telita en la punta. En los ojos nuestros eso no era una cancha, era la cancha, la mejor por lejos. Me viene a la memoria un partido clásico, El Granero Oficial Fútbol Club, nombre que ya nos hacia sentir orgullosos contra la muchachada de calle Oribe, comandada por los Colacho y los Ledesma. Familias númerosas que solo ellas tenían un equipo hasta con suplentes, pero siempre habia alguno más. Y nosotros con el Chichú, Carlitos, el abuelito, Richard, Nestor si andaba a la vuelta, el chicharrón, Horacio, Javier, Daniel, yo y alguno más. Antes del día del encuentro nuestro campo deportivo habia sufrido un atentado, el que nosotros inmediatamente atribuimos al equipo contrario como forma de achicarnos. Nos habian sacado los arcos y los habian tirado bajo un puentecito de calle Rio Negro. Los pusimos nuevamente pero ya el ambiente estaba caldeado. El partido transcurría normalmente hasta que pasada más de media hora ganabamos 3 a 0 y paseo. Fue en ese momento que el capitán del equipo contrario se fue a buscar una bolsa que habia dejado pegadita al Granero Oficial y de la que desconfiabamos. Sacar una onda y arrancar a las pedradas fue todo rapidísimo. El desbande de gurises fue increible. No quedamos ni uno. Mientras mirabamos desde la plazoleta los contrarios emprendieron la retirada no sin antes llevarse los arcos de recuerdo. Partido finalizado antes de tiempo. Y bueno, como hablabamos los gurises mientras tomabamos agua de la canilla «Cuando no hay garantías, no hay garantías».