Historias de barrio por Dardo Sellanes.

El Leo no era muy adicto al fútbol. En más de una oportunidad lo invitamos con los gurises a jugar a la pelota en el campito porque faltaba uno y eso de jugar 5 contra 4 o 4 contra 3 siempre creaba conflictos de que ganaron porque tenían uno más. Había métodos para emparejar la cosa, por ejemplo achicar el arco de los que tenían uno menos, cosa sencilla porque unas piedras, alguna remera, o algún champion servía como marcador del mismo. Pero lo mejor era que, aunque el que entrara fuera medio patadura, lo que automáticamente lo destinaba a ser golero, los dos equipos tuvieran la misma cantidad de jugadores. Una vez sola se animó a meterse en un partido. Pobre Leo, no la tocaba ni con una caña, hasta que lo llamó la abuela María y a su grito de «Pido gancho» frase poco futbolera que desubicó a más de uno se fue rajando para la casa. El Leo era más amigo mío que de otros. Don Quian y Doña María tenían una buena relación de vecindad con mis abuelos. Y si habían dos que te sacaban cómo chijetazo si molestabas a la hora de la siesta eran sin dudas José y Fernando, nuestros abuelos. Yo, con unos 8 años no me tomaba muy en serio las cosas que decía Leo hasta que, cuando nació mi hermana, estando en la plazoleta del barrio me tiró la frase: Tu hermana va a ser mi novia. Vale decir que mi hermana había nacido el día anterior y todavía estaba con mamá en el hospital. No sé que movió en mi cabezita de guri que lo invité a pelear. Fue ahí que el Leo agarro una piedra y amenazó con tirarmela. Vos no me la tiras nada le dije. Gran error. Me la encajo en el medio de la frente. Todo fue tan rápido, Mirta de Peile es la que al verme con sangre, sabiendo lo de mamá y viviendo frente a la plazoleta llegó primero y me limpió la lastimadura que no era nada grave. La abuela Zelmira que llegó después con la frase «Mirá si te saca un ojo», la abuela de Leo, María que desconfío de la velocidad con que su nieto se iba para la casa en calle Plata. Todo quedó en anécdota, al otro día ya estábamos jugando de nuevo. Pero quién me quita la cicatriz que todavía tengo por meterme con los posibles futuros novios de Daniela.